“La destrucción de puestos de trabajo y la disminución de las horas de trabajo implica que, en ausencia del declive de la riqueza, es decir, del PIB (que en realidad ha ido aumentando a partir del 2009), la productividad ha aumentado sustancialmente. Este aumento de la productividad, sin embargo, ha repercutido casi exclusivamente en un gran incremento de los beneficios empresariales. Tales beneficios han aumentado un 57% desde el 2008 al 2010, un aumento sin precedentes en la historia económica de EEUU, mientras que los salarios han bajado un 2% durante el mismo periodo (Andrew Sum y Joseph McLaughlin “The massive Shedding of Jobs in America”. Challenge. Nov.Dec. 2010, pp 62-76). Estos beneficios se han acumulado como liquidez (cash), siendo depositados en la banca y en fondos de elevado riesgo (hedge funds), con lo cual, el capital financiero se ha beneficiado enormemente de esta situación. Según la agencia Moody’s, “el dinero no escasea en las grandes empresas. Nunca habían tenido tanto antes”. (Es importante subrayar que a mayor desigualdad, mayor es el tamaño del sector bancario en la economía de un país)."
Vicenç Navarro, catedrático de Políticas Públicas, de Economía Aplicada.
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