Vaya por delante que mi simpatía por vascos y catalanes es la misma, es decir, ninguna. Pero al menos sé distinguir entre un adversario válido y otro que no lo es. Dicha distinción es muy importante para todo español que se  precie, cuyo objetivo en la vida debe ser dar por periclitados los nacionalismos periféricos. Aunque el nacionalismo vasco está emponzoñado por los crímenes abyectos de la banda etarra, son un  rival de mucha más enjundia para la nación española que los siempre  timoratos catalanes. Y voy a tratar de explicar el porqué.
Mientras los vascos han sido siempre un elemento incómodo en  todas las invasiones que ha padecido la península, (romanos, godos, árabes), los catalanes se han dejado siempre conquistar por el  primero que ha pasado por allí. A un lado la resistencia al invasor, al otro, los fenicios que por un plato de lentejas dejan que se  mancille su honor.
De hecho, un castellano recio siempre se sentirá  más identificado con el carácter rudo y batallador del vasco, dejando  momentáneamente a un lado el episodio repugnante que lleva a cabo una  banda de asesinos desalmados, que con la falta de carácter, el  "acongojamiento", el rechazo al  enfrentamiento y el amor por el  dinero y no por lo propio que caracteriza a nuestros particulares judíos.
Por todo esto no me extraña que al primer ataque serio que se le plantea al nuevo gobierno de la Generalidad, sean los  propios catalanes los que sacrifiquen a Carod. Mientras los vascos recibieron una presión incomparablemente superior durante el periodo  previo a las últimas elecciones autonómicas, y por desgracia para la  nación española con resultado nefasto para nuestros intereses, en Cataluña no han sabido resistir ni el primer achuchón. Era de esperar, no tienen sangre. Ellos mismos destruyen a sus  líderes.
No tengamos ninguna duda de que con un par de escaramuzas más, el gobierno de la Generalidad caerá, se convocarán  elecciones anticipadas y volverán a gobernar CiU y el PP. Todo debe  estar bajo control. Dicen mis contactos en Cataluña que ERC, de hecho el único intento mínimamente serio de ponernos un poco nerviosos, va  a quedar electoralmente diezmada el 14-M, mientras que los siempre  dóciles chicos de Pujol van a salir ganando de este embrollo. Y ya  sabemos que a esta gente con un par de contactos económicos se les  tiene más que domesticados. De hecho, encarnan al auténtico fenicio. En definitiva, y para apagar los temores de un buen amigo mío,  nuestra autentica preocupación debe estar centrada en el  norte.
Los catalanes se anulan ellos mismos, y si se ponen un  poco nerviosos, sacamos la tontería del fútbol (el Barsa, ese gran narcótico) y ya están entretenidos para unas cuantas  semanas.
Leer la respuesta de Jordi Net a esta carta.
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