Los desastres del barrio del Carmel en Barcelona y de la torre Windsor en Madrid destapan la irresponsabilidad con que se acometen grandes proyectos de infraestructuras o la fragilidad de los sistemas de seguridad en algunos de ellos
Las dos principales ciudades españolas, Madrid y Barcelona, están siendo cuestionadas por dos desastres que afectan a la seguridad de dos grandes infraestructuras, una privada y otra pública. El incendio que ha destruido en la capital española la torre Windsor, sede de multinacionales, en la noche del 12 al 13 de febrero, tiene colapsado el centro neurálgico financiero de la ciudad, mientras salen a la luz posibles irregularidades en la seguridad del edificio. Al mismo tiempo, los escándalos que rodean a los hundimientos y derribos forzados producidos en el barrio del Carmel, con más de un millar de vecinos afectados, como consecuencia de las obras de ampliación de la línea 5 del metro de Barcelona, siguen siendo portada de los medios de comunicación al hacerse público que el cambio de proyecto en la construcción del túnel de maniobra se realizó para ahorrar tiempo y dinero.
Fallaron los sistemas en el Windsor:
Los múltiples fallos que los bomberos encontraron en el sistema de seguridad antiincendio del rascacielos Windsor podían haber provocado una tragedia entre los componentes del Servicio de Extinción de Incendios. Según testimonios de una de las primeras dotaciones que entró en el edificio, los fallos de seguridad que encontraron fueron varios: los rociadores instalados en el techo de las salas, que se activan al detectar un fuego, no funcionaban; el agua que fluye por la columna seca no tenía presión en la planta 22 para atajar el fuego; y, cuando subieron a la planta 24 para cortar la llave de paso y aumentar el caudal, se encontraron con que tampoco cerraba. Por otra parte, continúan los interrogantes del por qué cuando llegaron los bomberos a la torre el fuego estaba ya tan extendido que les fue prácticamente imposible actuar desde dentro del edificio.
La actual normativa de la Comunidad de Madrid sólo obliga a instalar un sistema de red de extintores automáticos al completo en edificios de más de 100 metros de altura. Aunque la torre Windsor tenía 106 metros, su altura de evacuación era de 96,7 metros y, por tanto, no estaba sometida a la exigencia del Reglamento de Prevención de Incendios aprobado el 2003 por el Gobierno autónomo. A pesar de ello, los propietarios del inmueble habían iniciado las obras de reforma del edificio en agosto del 2003 y en esos trabajos estaba incluida la instalación de ese tipo de sistemas.
Caos “el día después”:
Un auténtico caos se ha vivido en la zona de Azca, donde estaba enclavado el edificio Windsor, en el primer día de trabajo después del fin de semana en que se ha producido el incendio. Al hecho de estar cerrado por completo un tercio de la zona, se ha sumado la decisión de las autoridades de suspender parcialmente el funcionamiento de tres líneas del suburbano y otra de cercanías en la capital española, lo que ha causado un auténtico colapso de numerosas estaciones de la red de Metro por la presencia masiva de usuarios. Además, hay que añadir las repercusiones que el desastre ha provocado en numerosos comercios y empresas cercanos al edificio incendiado, por no decir de la situación en que se encuentran todas las personas que trabajaban en el Windsor.
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, ha confirmado que la demolición de la torre, de la cual se hará cargo el propio Consistorio, es “irreversible”. El coste de estos trabajos, valorados en 22 millones de euros, será asumido por los propietarios (familia Reyzabal). Se calcula que el esqueleto del rascacielos tardará en demolerse aproximadamente unos 6 meses, para intentar no dañar los inmuebles colindantes.
Un ahorro muy caro en el Carmel:
Con respecto a la desesperada situación por la que atraviesa el millar de vecinos del Carmel, al desalojo forzoso que están padeciendo ellos hay que añadir la situación de angustia e incertidumbre que viven el resto de vecinos del popular barrio barcelonés, que no saben a ciencia cierta cómo acabará el desastre que han ocasionado las obras de ampliación del metro de Barcelona.
Como ya informábamos el pasado 4 de febrero, el proceso que ha seguido el proyecto, sobre todo en lo concerniente al análisis del terreno, ha dejado al descubierto errores que ponen en cuestión la realización de esa obra pública. Ahora, se ha hecho público el proyecto modificado de infraestructuras de la línea 5 del metro que la Generalitat ha entregado al Parlament de Catalunya, donde se hace evidente que el cambio de proyecto en la construcción del túnel de maniobra se realizó porque ahorraba tiempo y dinero. Un ahorro que, a la vista de lo sucedido, ha resultado muy caro.
Las constructoras que ejecutaban las obras se ahorraban más de 2 meses con la aprobación de la modificación del trazado del tramo Pastrana-Horta, que incluía la construcción del túnel de maniobra del Carmel que ha provocado los socavones y el derrumbamiento de edificios. Al mismo tiempo, el proyecto recomendaba el sistema de perforación del túnel –método austriaco- porque “consigue construir las obras subterráneas de una manera muy segura y con unos resultados económicos altamente competitivos”.
Según se desprende del informe, el Gobierno catalán autorizó las obras del Carmel sin que el proyecto del túnel estuviera redactado. Además, en la documentación entregada por el departamento de Política Territorial y Obras Públicas no figura el libro de órdenes y de control de obras, donde se reflejan todas las incidencias que se producen.
Sin asumir responsabilidades:
Mientras tanto, a pesar de todas las voces políticas y sociales que exigen dimisiones por el desastre del Carmel, todavía no ha habido nadie de la Generalitat que asuma este tipo de responsabilidades. En cualquier caso, al margen de las responsabilidades que correspondan, cabe preguntarse cómo es posible que en ciudades como Madrid y Barcelona se puedan realizar proyectos de construcción de grandes edificios e infraestructuras sin que los sistemas de seguridad garanticen que no se producirán errores como los que se han detectado en estos dos desastres.
Autor: Isabel Ordóñez
Fuente: Forum Libertas
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