«Cuando se disocia el sexo de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal», escribe en un artículo titulado "La violación, ¿fuera del Código Penal?" Ricardo Benjumea, redactor jefe de Alfa y Omega, publicación del Arzobispado de Madrid. «La inmensa mayoría de los españoles consideraría una aberración que se sacara la violación del Código Penal, aunque, a sólo cien metros, uno tuviera una farmacia donde comprar, sin receta, la pastilla que convierte las relaciones sexuales en simples actos para el gozo y el disfrute», añade el texto del semanario de archidiócesis del cardenal arzobispo Antonio María Rouco Varela, presidentede la Conferencia Episcopal
El cardenal Antonio Cañizares ha asegurado que «los abusos a menores cometidos en escuelas católicas irlandesas entre los años 50 y 80 son menos graves que los millones de vidas destruidos por el aborto». El aborto «ha destruido legalmente más de 40 millones de vidas humanas, cuando la legislación debería dar apoyo a los derechos y la justicia» y ha señalado que la reforma de la ley del aborto que impulsa el Gobierno español «debilita los fundamentos de nuestra sociedad» porque «el primer derecho es el derecho a la vida».
El derecho a la vida, a la dignidad, a la educación, a la libertad, a la felicidad... Esta gente, ¿piensa verdaderamente de esta manera? ¿Donde está el límite entre lo que deja de ser ético y comienza a convertirse en algo delictivo? ¿Alguien que responde con este nivel de maldad, debería seguir trabajando como guia espiritual?
Por cierto: las relaciones sexuales son actos llenos de plenitud para el gozo y disfrute de la pareja. Tener descendencia implica un nivel de responsabilidad que no todo el mundo esta capacitado para asumir. Cuando uno fuerza a otro individuo a mantener relaciones sexuales no consentidas, la víctima padece un daño físico, psicológico y moral que nunca llega a compensarse con la condena del agresor.
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La autoridad moral de la iglesia en Irlanda con fuerte predominio católico romano, ha sido puesta en entredicho por escándalos de abuso sexual clerical, muchos de ellos involucrando a sacerdotes por abusar de niños.
La iglesia ha sido culpada en gran parte por dar la impresión de encubrir los escándalos, a menudo transfiriendo a los sacerdotes a diferentes parroquias tras las quejas realizadas.
John Magee, obispo de Cloyne y asesor de papas, fue investigado por supuesto encubrimiento de abusos sexuales a niños en su diócesis. Había sido objeto de peticiones de renuncia desde que una comisión organizada por la iglesia halló el año pasado que su diócesis había expuesto a niños a riesgos al no responder adecuadamente a acusaciones de abusos. Pese a ello, mantuvo su título de obispo.
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