El 11 de septiembre del 2001, después del atentado en las Torres Gemelas, Al Qaeda y Bin Laden quedaron grabados en la memoria colectiva de un recién estrenado s.XXI.
Al-Qaeda (La Base) es una red terrorista de carácter radical e internacional que pretende mediante sus acciones violentas instalar un régimen islamista entre la comunidad musulmana más allá de los estados. Para ello, centra sus acciones contra objetivos enemigos, desde los gobiernos considerados corruptos que dirigen algunos de los países árabes y que se alejan de esta visión estricta del Islam, pasando por el resto de grupos infieles a esta religión (creyentes de otras confesiones y ateos) hasta los países occidentales que son considerados impíos y que, según su visión, sostienen a los gobiernos corruptos del mundo musulmán o humillan a esta comunidad, como sucedería con el pueblo palestino o pasó con la entrada del ejército americano en los territorios sagrados de Arabia Saudí después de que Iraq invadiera Kuwait.
En 1990, el Iraq laico de Sadam Hussein –y antiguo aliado estadounidense contra Irán- invadía Kuwait. Sadam Hussein no era santo de la devoción de la Arabia Saudí suní. Se acababa de convertir además en una auténtica amenaza para su soberanía. Unos recelos que compartía Estados Unidos, que veía cómo el rico emirato petrolífero quedaba en manos del ambicioso Iraq. De ahí su operación internacional para liberar al pequeño estado. Bin Laden, disgustado con la monarquía saudí por rechazar su ejército de mujaidín para la defensa y profundamente dolido por la presencia de tropas infieles en territorio sagrado, marchará finalmente expulsado a Sudán, donde disfrutará, al abrigo de régimen islamista gobernante, de un espacio para continuar la vertebración de Al-Qaeda y para fortalecer su financiación gracias a las facilidades del gobierno sudanés y sus innumerables negocios en la zona.
Al-Qaeda empezó a gestarse en el conflicto afgano de los años 80. Es en su yihad contra la invasión soviética, que el multimillonario saudí Ossama Bin Laden empieza a reclutar, entrenar y organizar un pequeño ejército islamista de mujaidín dispuestos a luchar contra el enemigo. Él mismo, con el apoyo de la monarquía saudí, Estados Unidos y Pakistán, lo sufragará. Esta labor se canalizará en parte a través de una organización denominada MAKT en la que compartirá responsabilidades con Abdullah Yusuf Azzam, un ideólogo del movimiento islamista. La llegada de la victoria mujaidín separará sus caminos: Bin Laden pretende extender la yihad militar contra los infieles, al contrario que Azzam, quien morirá poco después en extrañas circunstancias.
De ese miniejército y los contactos fraguados con otros grupos islamistas radicales durante la guerra nacerá hacia 1988 Al-Qaeda o La Base. El significado de esta denominación varía según las fuentes. Ya sea por alusión a la base militar de entrenamiento o por la base de datos donde Bin Laden registraba a los combatientes, Bin Laden contaba por entonces con un grupo de partidarios preparados para la yihad militar.
Desde principios de los 90 se sucederán acciones terroristas con las que Al-Qaeda sería relacionada a posteriori. La salida de Sudán de Bin Laden por las presiones internacionales y su llegada a Afganistán colocarán de nuevo a este país como centro de las actividades de Al-Qaeda, sobre todo por la connivencia de los talibán, una de las facciones en guerra que acabaría por hacerse con el poder. Bajo este paraguas, Bin Laden urdiría sus atentados y fortalecería su trama.
En febrero de 1998, se llevó a cabo una cumbre de organizaciones terroristas que con el nombre "Frente Islámico Internacional para la Yihad contra los Judíos y los Cruzados" proclamaron el "deber individual de todo musulmán" de "matar a norteamericanos y sus aliados civiles y militares" hasta liberar los lugares santos.
Los atentados de las embajadas americanas en Kenya y Tanzania, con más de 200 muertos, pondrían en auténtica alerta a Estados Unidos, aunque el atentado no fuese reivindicado directamente por Al-Qaeda.
Las acciones violentas -muchas veces no reivindicadas o confusas- desembocaron en el mayor golpe terrorista en suelo americano: el 11-S. El ataque de Estados Unidos a Afganistán posterior no sólo destronó a los talibán sino que además desmanteló en un primer momento la estructura de Al Qaeda en la zona, lo que no fue óbice para que las células autónomas siguieran funcionando.
La persecución posterior al 11-S ha propiciado que sean ahora células más autónomas e incluso grupos formados de manera independiente los que han cometido algunos de los últimos atentados atribuidos a esta red.
Precisamente, esta estructura descentralizada dificulta la desarticulación: a pesar de que caiga una de las células, el resto pueden permanecer intactas; si se desmantelara el centro, los grupos quizá podrían seguir actuando.
En la cúpula de la organización se halla su creador, Ossama Bin Laden, quien cuenta con el egipcio Ayman Al-Zawahiri como número 2 de la organización. En Iraq, Al-Qaeda estaba encabezada, según Estados Unidos, por el jordano Abu Musab Al Zarqaui, que murió en un ataque aéreo americano en el norte de Bagdad. El núcleo central estaría dividido en distintas áreas, entre ellas probablemente una financiera, otra militar y otra diplomática.
Actualmente, la fuerza del islamismo reside en que cada día hay islamistas moderados que por las duras condiciones de su vida se convierten en radicales. Además, los jóvenes consultan internet para AP integrarse en la resistencia armada iraquí. "La policía argelina detiene entre diez y doce personas cada mes que planean ir a Iraq o que regresan para librar la yihad en el Magreb".
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